ECOBARRIOS

EcoBarrio en la localidad de Benito Juarez Provincia de Buenos Aires ( en etapa de proyecto )


Principios propuestos para el diseño del barrio  

Viviendas sustentables adaptadas a cada familia.
A diferencia de la mayoría de la vivienda social que se diseña en nuestro país, en este complejo no existe una “vivienda tipo”, porque pocas veces a la hora de proyectar nos encontramos con “familias tipo”, estas solo existen para las estadísticas. El universo familiar es muy amplio, no solo en su composición (familias ensambladas, uniparentales, con abuelos, con hijos independizados, etc.) sino también en su manera de usar la casa.
Por eso en vez de proponer una vivienda prototipo, se partió de una investigación que se hizo con  cada familia, a través de entrevistas, encuestas escritas e incluso dibujos. Ese trabajo puso de manifiesto como cada uno imaginaba su futuro hogar, y la forma de vivir los espacios.
De esta manera, descubrimos las necesidades que muchas veces quedan de lado en las propuestas que los arquitectos “bajan” a sus clientes: dos dormitorios, cocina comedor y baño no completan para nada un programa de necesidades. La mayoría de los proyectos sociales de viviendas económicas, terminan siendo muy caros para sus habitantes. Las minúsculas mesadas de cocina son aptas solo para malabaristas, el lugar para el lavarropa no se pensó y se improvisa en cualquier lado, lugares de guardado brillan por su ausencia y aparecen los galponcitos y garages. Ni hablar del espacio de trabajo, comercios y talleres que florecen después de cortadas las cintas de inauguración. Otra cosa que brotan, son los toldos, árboles y galerías para dar sombra, da lo mismo si la casa prototipo se construye en Río Gallegos o en Cruz del Eje. El espacio exterior y el clima son negados por los proyectistas.
En este caso, la idea es que el arquitecto haga posible a través del diseño, el uso de los espacios según las necesidades y expectativas de cada cliente: cocinas con despensa, lavaderos, galerías, comercios, talleres,  placares o lugares para roperos o muebles que ya forman parte de la familia.
Para el conjunto de casas, se piensa en sectores exteriores comunes, una placita donde los niños puedan jugar a la vista de sus padres, lugares donde los vecinos se encuentren, y a través del cuidado colectivo de esos espacios, los sientan como propios.
La economía de la vivienda social, no es solo sumar el costo inicial de materiales y mano de obra, es también el costo posterior de la energía que se necesita para refrigerarla y calefaccionarla, más los gastos para mantenerla en buen estado de conservación. Por eso proponemos el uso de la tierra cruda y los techos vivos, como tecnologías probadas desde hace milenios. Una pared hecha con tierra equilibra la humedad entre el interior y el exterior, posee gran aislación e inercia térmica, y al ser permeable a la humedad del aire, evita la putrefacción de algunos materiales como la madera. Un techo vivo, también es muy aislante y tiene una vida útil mas larga que un techo de hormigón impermeabilizado con asfalto o un techo de chapa. También para disminuir el consumo de energía hay que aprovechar técnicas de diseño bioclimático, que permitan por ejemplo, refrescar la casa con una brisa en verano o calentarla con la captación de los rayos del sol en invierno.
Aprovechar jardines, cercos y pérgolas para plantas comestibles, permite a la familia disponer de alimentos sanos al alcance de la mano. Los pinos pueden ser reemplazados por frutales, ligustrinas por arvejas y tomates, vides que den sombra en verano en galerías para dar algunos ejemplos. Restar plantas ornamentales o sectores de césped, para reemplazarla por comida, promueve el intercambio y las relaciones entre los vecinos.
Para el riego y el inodoro, no es necesario utilizar agua potable por mas abundante que sea, se propone la recolección de agua de lluvia y  el reciclado de las aguas grises para darle ese uso.
La sustentabilidad del barrio va a estar dada por las cuestiones planteadas: respeto por las personas, confort térmico con bajo consumo de energía, uso racional del agua, respeto por la naturaleza. Pero de nada sirve si para esto, usamos materiales que en su fabricación y transporte, utilizaron gran cantidad de energía, recursos naturales, emitieron gases de efecto invernadero o dejaron residuos tóxicos en el ambiente. Tampoco sirve si pagamos patentes por sistemas constructivos importados o si se requiere de personal altamente calificado o de herramientas sofisticadas.

En definitiva, la arquitectura  no debe ser creadora de objetos donde accidentalmente vive gente, sino que esta debería ser valorada por el grado de bienestar que genera. Toda obra de arquitectura siempre altera,en más o en menos, la naturaleza. Pero es imposible pensar que vamos a perdurar como especie sino empezamos a cambiar ya.